viajar en crucero

Viaje en crucero

Si nos ceñimos a la descripción exacta de la Rae, la palabra viajero, ra significa 1. Que viaja. 2. Persona que relata un viaje. Como vemos, nos incluye a todas las personas que viajamos, y al no especificar la forma de hacerlo, intuyo que es toda persona que viaja en tren, en coche, en avión, a pie, con mochila, con maleta, en hoteles, en hostales, de camping… e incluso, y “ante todo pronóstico”, en crucero. Y ¿qué es eso tan raro de un crucero? En su acepción número 6 la Rae dice: Viaje de recreo en barco, con distintas escalas. Bueno… no suena tan mal ¿verdad? Además la palabra viaje ¡forma parte de la descripción!

Y pensarás «Vale, eso está muy bien, pero lo que yo siempre he escuchado son cosas como»: “ahí solo van ancianos”, “son muy caros”, “no te da tiempo a ver las ciudades”, “es aburrido”. Mi intención no es la de convencerte, aunque espero que después de esta lectura podamos desterrar alguno de estos tópicos. A continuación te voy a contar el día que cometí la “locura” de subirme a bordo de un crucero, sí, has oído bien, y yo que me las daba de aventurero ¿verdad?

Durante los viajes en crucero se realizan paradas

Vista del Royal Princess y Cobh

Mi primera experiencia a bordo de un crucero

Era 1 de mayo – se admiten demagogias -. Nuestro barco, el majestuoso Royal Princess, comenzaba su ruta en Southampton, Inglaterra, una pequeña ciudad cercana a Londres. Precisamente el mismo puerto desde donde zarpó por primera vez el Titanic antes de hundirse – ¡se ponía divertida la cosa! – A este viaje no fuimos solos, algunos compañeros del mundo de la comunicación – periodistas y bloggers – se embarcaban en esta nueva experiencia con nosotros, y también los representantes de Princess Cruises en España, Mundomarcruceros.

Como decía, el crucero comenzaba en Southampton y realizaría una ruta por las islas británicas con el siguiente recorrido: Southampton (Londres), St. Peter Port (Guernsey), Cobh (Cork), Dublín, Belfast, Greenock (Glasgow), Invergordon, Edimburgo, Le Havre, Southampton (Londres), aunque nuestra primera toma de contacto como cruceristas llegaría tan solo hasta Dublín. Cinco días, con sus cuatro noches, subidos a bordo de un barco que bien podría ser cualquier rascacielos de Benidorm. Y no exagero: 19 cubiertas, que no pisos – comencemos a hablar con propiedad -, sus 1780 camarotes, que no habitaciones y sus 66 metros de altura y 330 metros de eslora, que no de largo, para un total de 3560 pasajeros y 1346 miembros de la tripulación, todo esto no hace más que ratificar mi similitud… ¡era como un hotel de la costa levantina! No en vano siempre se han asemejado los cruceros a hoteles en movimiento ¿verdad?

Viaje en crucero y piscina

Piscina del Royal Princess

Sí, lo sé, tú también tienes esa imagen de crucero con una gran piscina en medio donde la gente trata de mitigar el sofocante calor. Lo cierto es que, haberla hayla, pero quizás las islas británicas no es el mejor lugar para disfrutarla. Pero a cambio, y esto sí que despertó especialmente nuestro interés, las paradas que ofrece el Royal Princess en este itinerario nos parecieron de lo más sugerentes e interesantes.

Tras un vuelo a Londres y un trayecto de 2 horas por carretera a Southampton, ya nos encontrábamos dispuestos a embarcar. Todo era nuevo para nosotros. Incluso momentos como puede ser un sencillo embarque nos resultaba de lo más curioso. Aquello parecía un aeropuerto: con cintas para facturar las maletas más grandes, mostradores donde realizar el check-in, sala de espera, puerta de embarque, escáner para las maletas de mano…

Al hacer el check-in obtienes una tarjeta – cruise card -que tendrás que guardar con mimo, ya que será la encargada  de permitirte entrar en el barco, salir del mismo, acceder a la habitación – perdón, camarote -, pagar en tiendas, restaurantes… Para que no te pongan ninguna objeción, necesitas una tarjeta de crédito que asocian a tu “cruise card“.

El Royal Princess, un crucero de película

Poner un pie en el Royal Princess es una mezcla entre nervios, expectación y asombro. Un gran y lujoso hall, llamado The Piazza, te da la bienvenida. “¿Acaso han reflotado el Titanic?” Todo nos recordaba al barco más famoso de todos los tiempos, hasta que…

Esa melodía era la bocina del barco e indicaba la hora de zarpar. Y sí, la imagen del Titanic desapareció para dar paso a recuerdos de la infancia: el capitán Stubing, Julie McCoy o el barman Isaac Washington… todos ellos de la mítica serie “Vacaciones en el Mar”. Porque aunque no lo sabíamos, estábamos a punto de viajar en un barco que es primo hermano de aquel donde se rodó la famosa serie, el célebre Pacific Princess. “¡Claro! ¿Cómo no habíamos caído antes?”.

Viajes en crucero

Vista del Royal Princess y Cobh con el dron

 Tocaba descubrir cada rincón del Royal Princess, pero no sin antes asistir al simulacro que todos los pasajeros deben realizar de manera imperiosa . Allí te muestran cómo actuar en caso de accidente, cómo colocarte el chaleco salvavidas, cuál es tu Muster Station – sala de reunión – en caso de emergencia… También tienes que saber que el idioma oficial es el inglés, y puesto que el barco es americano, la moneda oficial es el dólar. Aunque podrás pagar con tarjeta – tu cruise card- sin ningún tipo de problema.

Al mismo tiempo que nos muestran el barco, aprendemos algunos tecnicismos de la jerga crucerista que desconocíamos – además de los ya citados cubierta, camarote, muster station… – como, por ejemplo, que el botón del ascensor que dice “Gangway” te lleva directamente a la planta – esto…cubierta – por donde se realiza el desembarco del día. “Anda, pero ¡si no hay número 13 en el ascensor!”. También aprendemos que el espacio central que ocupa varias cubiertas y que aquí se llama The Piazza, en el argot de los cruceros se le conoce como Atrio, que a las lanchas auxiliares que te llevan a puerto cuando el buque no puede acceder son los tender… y así un sinfín de nuevas palabras que tratamos de memorizar. También descubrimos que Catherine Middleton, la esposa del príncipe Guillermo fue la encargada de bautizar el Royal princess.

“Esto es una ciudad en mitad del mar”. Un casino, restaurantes de todo tipo, tiendas – las cuales solo pueden funcionar durante la navegación, al igual que el casino – Spa, cancha de baloncesto, minigolf, pista de atletismo, jacuzzies, piscinas, gimnasio, sala de juegos para niños, sala de shows… y un gran teatro con actuaciones dignas de la Gran Vía. Decir que estábamos abrumados es poco. Nos iban a faltar días para disfrutar del barco. Todos los horarios y actividades eran recogidos en el diario de abordo que encontrabas actualizado cada noche en tu camarote.

Un viaje en crucero jugando en el casino

Casino

En los viajes en crucero también hay espectáculo

Teatro del Royal Princess

Viajar en crucero

The Piazza, Atrio del Royal Princess

He decir que apenas noté el movimiento del barco, quizá donde más se apreciaba era tumbado en la cama. Hecho que no impidió que cayésemos rendidos la primera noche.

Ruta por las islas británicas

Se suponía que a la mañana siguiente amaneceríamos en Guernsey, una isla rara situada en el Canal de la Mancha, y la cual es una dependencia de la corona británica. Pero toda nuestra curiosidad por conocer este lugar se desvaneció con el anuncio del capitán por megafonía. En él comunicaba la suspensión de la parada por mala mar, por lo que había que continuar navegando hasta Cobh. Una decepción que tratamos de mitigar con la amplia oferta de ocio del barco.

Tras 38 horas en el barco, llegamos a  Cobh al día siguiente, una pequeña ciudad portuaria llena de colorido y encanto. Tiene el honor de ser el último puerto que tocó el Titanic antes de colisionar con el fatídico iceberg que provocó su hundimiento. Aún se respira ambiente de época, y no solo por el museo del Titanic, sino por unos simpáticos locales que te dan la bienvenida vestidos como los mismísimos pasajeros del buque de principios del siglo XX.

A pesar de la belleza de Cobh, históricamente ha estado eclipsada por la cercana Cork, la segunda ciudad más grande de Irlanda, relegando a Cobh a ser un simple puerto de Cork. En 10 horas que dura la parada nos dio tiempo a visitar ambas ciudades – se encuentran a escasos 25 min en tren – Cobh y Cork fueron toda una sorpresa, y nuestra idea acerca del interesante recorrido de esta ruta se reafirmaba.

Viaje en crucero

Hombres vestidos de época en Cobh

Viaje en crucero

Pequeñas embarcaciones en el puerto de Cobh

Durante el viaje en crucero realizas una parada en Cork

Durante el viaje en crucero realizas una parada en Cork

Tocaba partir, como hizo el Titanic por última vez en abril de 1912. Un reducido número de personas y una orquesta vinieron a despedirnos. La bocina de “Vacaciones en el Mar” volvió a sonar, y en ese preciso momento sentimos por primera vez el mismo cosquilleo que deben de sentir los cruceristas reincidentes, y que les hace repetir una y otra vez sin poder evitarlo. Recorrer aquel pequeño pueblo de principio a fin, con su gente haciendo volar sus manos a modo de despedida y desde un punto de vista tan privilegiado fue uno de esos instantes en los que te sientes realmente afortunado. Os diré algo: por vivir algo así, recomiendo hacer un viaje en crucero al menos una vez en la vida.

Viajes en crucero y sus paradas

Dejando atrás el puerto de Cobh

viajar en crucero

Dejando atrás el puerto de Cobh

Tardamos varias horas en conseguir rebajar la agitación del momento. Entre parada y parada la vida en el barco se reactivaba. El casino y las tiendas volvían a funcionar, los restaurantes comenzaban su frenética actividad, el teatro se engalanaba para su función nocturna… Y todo gracias a los 1364 miembros de la tripulación. Personas que permanecen fuera de su hogar 6 meses, vuelven a sus países de origen durante 60 días y se vuelven a embarcar; y así una y otra vez. Son un ejemplo de trabajo y amabilidad, una cordialidad que no se resiente a pesar del tremendo esfuerzo que realizan a diario.

Te estarás preguntando por el tipo de cliente que realiza este tipo de viajes ¿verdad? Esto depende de muchos factores: tipo de empresa, ruta, época… En el crucero que nosotros realizamos, la media de edad era bastante elevada. En verano la media baja y aumenta el número de familias que disfrutan de unos días de crucero. De hecho diría que una familia es el público ideal para realizar este tipo de viajes en crucero.

Los viajes en crucero tienen cena de gala

Vero e Irene vestidas de gala en una de las cubiertas

Viajar en crucero tiene estas cosas

Irene durante la copa de bienvenida del capitán

viajar en crucero

Irene tomando café en la cubierta

viajes en crucero

Durante el viaje en crucero paramos en Dublín

Nuestra última parada fue Dublín, una ciudad que pudimos descubrir durante casi 2 días completos. Por lo que podríamos decir que se derriba otro mito de los cruceros “Es que, solo tienes unas horas para ver las ciudades”.

¿Volveré a viajar en crucero?

Siendo sinceros, quizá no es el tipo de viaje que nosotros necesitamos en este momento, pero lo que sí tenemos claro es que repetiremos, puesto que consideramos que es una forma de viajar totalmente válida para muchas personas.

Ignoremos tópicos y prejuicios… probemos. Y si quieres viajar, hazlo, y de la manera que más desees.

Desayunar durante un viaje en crucero

Desayunando en el balcón de camarote

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