timados en etiopía

No, el título no es sensacionalista, bueno, un poco sí, vale, no obstante, es verídico. Pasó hace ya varios años. Ha quedado como una anécdota más de mi paso por Etiopía.

Tengo la suerte de no haber sufrido grandes incidentes durante mis viajes. Quizás, esto, para algunos, me hace ser menos viajero. Yo lo achaco a la buena suerte y al sentido común. No es necesario sufrir una amputación del dedo gordo del pie para experimentar situaciones incomodas. Sin embargo, ostento una larga lista de timos, todos a pequeña escala. Entre las decenas de estafas que he sufrido, sin duda, la que más recuerdo es la de “Timados en Etiopía por la mafia del falso Fasil”.

Así fue uno de los días más intensos que he tenido en un viaje.

Acabábamos de llegar a Gondar, la ciudad de los castillos de Etiopía. También la base para comenzar uno de los trekkings más espectaculares de toda África, las montañas de Simien. Este era el motivo que nos había traído hasta aquí… Viajaba con tres amigos. No teníamos nada contratado, la idea era buscar una agencia en cuanto el avión tomara tierra. Compartíamos con el taxista nuestra inquietud, queríamos encontrar una buena agencia y un buen precio. Como casi siempre, cualquier “problema” se resuelve de forma fugaz en un viaje. El taxista marcó un número y me cedió su teléfono, al otro lado se encontraba Fasil, dueño de una agencia y uno de los “jefes” de la ciudad – pero esto lo descubriríamos más tarde – Ya teníamos cita, un par de horas más tarde iríamos a negociar el trekking a su oficina.

montañas de simien en etiopiaMontañas Simien, Etiopía

Realizamos el check-in en el hostel. En el hall había un hombre tan grande que no podría abarcarlo con un único abrazo, y por el que tenía que realizar un gran esfuerzo en el cuello para mirarlo a los ojos. – “¿ya tenéis contratado el trekking?”, me preguntó – “No, vamos ahora a hablar con una agencia” – “¿Con quién?, si no es mucho preguntar” – “Se llama Fasil”. En ese momento no era consciente del terrible error que acababa de cometer.

Unos minutos más tarde, por la puerta del hostel aparecieron dos hombres jóvenes, delgados y con un comportamiento algo extraño. – “Hola, soy Fasil” – “Ohh encantado, íbamos a ir ahora mismo a tu oficina, qué detalle que hayas venido, pero no tenías… ” – “es un auténtico placer”.

Transcurrió una hora de conversación. Un mapa se encontraba extendido encima de la mesa, en él habíamos marcado la ruta que deseábamos realizar. El acuerdo estaba cerrado. El precio era excelente, mucho menos de lo esperado. – “Necesito que me dejéis una señal” – ¿Cuánto? – “90 euros” – “Solo tengo billetes de 50, te dejaré 100” – “Perfecto” – “¿Me podría dejar su teléfono?” – “Claro, +251…”. Nos quedamos allí sentados, viendo como “Fasil” y su compañero, quien no abrió la boca durante toda la reunión, abandonaban el hostel, y se mezclaban entre el caos de la ciudad. En ese instante, uno de mis amigos dijo las palabras inoportunas – “Anda que si este hombre no es Fasil…” – “¿Cómo no va a ser él?, era el único que sabía que veníamos a este hostel” . Al tiempo que le respondía, un fuerte pensamiento de desconfianza comenzaba a torturarme.

Aprovechamos la tarde para visitar los castillos y conocer la ciudad. Durante toda la jornada rondó por mi cabeza aquella frase “Anda que si este hombre no es Fasil…”

castillos de gondarCastillos de Gondar, Etiopía

– “Seré idiota, claro, en el taxi pedí el teléfono de Fasil, voy a ver si coincide con el que me dio en el hostel”. Un fuerte escalofrío recorrió todo mi cuerpo, “Mierda, no coinciden, voy a llamar al primero”. – “Hola, ¿Fasil?” – “Sí, dígame” – “Mire, soy David, el chico español con el que has estado hablando en mi hostel para realizar el trekking” – “umm ¿cómo?, quedaste en pasarte por la oficina y no has venido” – “Mierda, mierda mierda, me acaban de timar, en 10 min le llamo, perdone”. Rabia, indignación, vergüenza, ira… No sabría cómo definir mis sentimientos en aquel momento. Me sentía el hombre más ingenuo del mundo. “Voy a llamar al segundo número, el que me dio en el hostel”. – “Hola, ¿Fasil?” – “Umm ehhhh sí sí” – “Sabes que no eres Fasil, o al menos el Fasil que estoy buscando. Quiero que me devuelvas mi dinero”, – “Umm no sé de qué me estás hablando. Ahora estoy muy ocupado pero si quieres tu dinero, mañana te lo devolveré”.

Todo comenzaba a encajar. El hombre «inabrazable» y mi metedura de pata,  al decirle el nombre de Fasil, habían sido la causa. Dábamos los 100 euros por perdidos. No era ni viable ni ético ir a las montañas con un falso guía que nos había engañado desde el minuto uno. Así que decidimos ir a la oficina del “verdadero” Fasil. Al llegar allí, sorpresa, el «inabrazable» estaba por los alrededores – más tarde entendí el porqué – . Me armé de valor, miré hacia arriba hasta encontrarme con sus ojos y le pregunté – “¿Conoces a los dos chicos con los que he estado hablando en mi hostel?” – “No los conozco ¿por qué?” – “Sí los conoces, y sabes que ninguno es Fasil”. La oficina se encontraba cerrada. Por allí pasaba un hombre, preguntó qué sucedía, le explicamos de manera superficial y probamos suerte con el número de teléfono. Lo reconoció. – “Ese número de teléfono lo conozco, el chico trabaja en una de las oficinas de la calle principal”. Hacia allí nos dirigimos, pero no íbamos solos. Dos chicos nos seguían a cada paso que dábamos, a cada esquina que girábamos. Todas las personas que preguntábamos conocían el número de teléfono – increíble – Y todas querían darnos más información, aunque dudaban al ver a los dos hombres que prolongaban nuestras sombras.

mercado de etiopia

Tras varios intentos fallidos, nos topamos con una caseta de obra en la que rezaba el cartel “Policía Turística”. Allí se encontraban al menos 20 personas. Había habido una pelea, y dos de los chicos sangraban de forma abundante, el resto solo miraba. Al vernos, fueron todos desalojados para que pudiéramos entrar. -“¿Qué desean?” Contamos la historia por enésima vez,  y de nuevo asintieron con la cabeza al ver el número de teléfono – alucinante –  El policía realizó una llamada y, al instante, mi móvil sonó. Era el “falso” Fasil, nervioso y agitado me gritaba – “¿por qué estás en comisaría? ya te dije que mañana te devolvería tu dinero”. Le colgué.

Cada 5 minutos entraba una persona nueva dispuesta a ayudarnos. Todos conocían el teléfono, realizaban llamadas en amhárico – su lengua materna – y se marchaban. No entendíamos nada. Al rato, levanté la cabeza al ver entrar a un chico muy joven con 100 euros en la mano. – “Ese es mi dinero, pero ese no es el chico” – “Ok, Fasil ya se encuentra en su oficina, id a hablar con él y mañana acudid a la comisaría para reconocer a los chicos. Les haremos ir” dijo el escuálido policía que nos estaba ayudando.

Nos dirigimos a la oficina del “verdadero” Fasil. Ahora sí que se encontraba abierta. Tras 5 minutos de espera, entró un hombre vestido de manera elegante: gorra, chaqueta, corbata y unos zapatos que podrían hacer las veces de espejo. Nos saludó y pidió disculpas por lo sucedido, ya había sido informado. – «Siento mucho lo que os ha pasado. Hablemos del trekking y mañana, por favor,  venid conmigo a comisaría”. Salimos de la agencia con el trekking contratado y con unas ganas inmensas de gritar y abrazarnos como terapia a la tensión acumulada.

timados en etiopia

Era de noche ya. Nos dirigíamos a nuestro hotel sin una sola bombilla que alumbrara el camino. En la puerta del hotel se encontraba una sombra que bien podría ser la suma de 10 sombras. – “No puede ser, este tío otra vez…” Efectivamente, el hombre «inabrazable» nos estaba esperando. Admito que el fuerte escalofrío de esta vez fue producto del miedo. – “¿Estáis buscando a alguien?” pronunció el hombre grande con una voz ronca, acorde a su tamaño – “¿Perdona?” – “¿Que si tenéis algún problema?” – “Nosotros contigo no, el problema lo tenemos con los chicos que nos han timado” – “Ah ok, mejor así”. Sabía a la perfección que él era el culpable de lo sucedido, pero mi metro con 65 centímetros impedía recriminárselo. Aquel tipo me daba miedo.

Tardé en dormirme, me sentía un inconsciente por “la que había liado”. – “¿Quién me manda a mí meterme en estos berenjenales?”. Pero estaba harto. Eran ya muchas las veces que había sido estafado. La más reciente fue un par de meses atrás,  en Jordania. «Solo» fueron 50 euros. – “Joder, es que me molesta en gran medida confiar en la gente y que se aprovechen de esa confianza”.

A la mañana siguiente vino el «verdadero» Fasil a buscarnos al hostel. Nos esperaba en el coche para ir juntos a comisaría. De nuevo vestido de manera elegante. Al llegar, otra vez – “Pero ¿qué coño?, otra vez este tío aquí…» No quería ni mirarlo. Entramos en una sala austera, sin ningún tipo de adorno en la pared. En medio se encontraba una mesa y un hombre vestido de paisano. La única luz disponible era la que entraba por una pequeña ventana. – “Siéntense. Ahora vendrán los otros chicos” dijo el policía ataviado con vaqueros y camiseta.

timados en etiopia

Por la puerta entraron dos chicos, con la mirada dirigida hacia sus pies. Los situaron delante nuestra como si de un juicio se tratara. Nos encontrábamos sentados en frente de ellos: mis amigos, Fasil y el «inabrazable». – “¿Son ellos?” me preguntó el policía, – “Sí, son ellos”. En ese momento comenzó un fuerte rapapolvo verbal por parte del policía  y de Fasil. No comprendía nada de lo que decían, lógico. Miraba a los chicos y sentía lástima. Estaban aterrados. – “Queréis decirles algo” me preguntaron, – “Sí, solo añadir que tenéis un país maravilloso que cualquier viajero querrá conocer siempre y cuando no sucedan cosas como esta. Nos habéis hecho pasar miedo. Hemos sido vigilados durante todo el día de ayer. Por un momento he deseado no haber venido a Etiopía.” – “¿Queréis algún tipo de castigo para ellos?” – “No, solo que no vuelva a suceder”.

Montamos de nuevo en el coche, tras darle las gracias a Fasil, no pude resistirme y le pregunté  – “Fasil, el hombre grande que había en la sala ¿por qué estaba?, es que no tengo pruebas pero creo que es el culpable de todo”, – “Lo sé, he sido yo el que le ha dicho de venir. Al contarme lo sucedido me di cuenta de lo que lleva pasando desde hace meses. A este hombre tan corpulento lo veo siempre merodeando por mi oficina. Comencé a atar cabos. Entendí por qué a veces venía gente a reclamarme por un tour que no habían hecho conmigo. Al despedirme ayer de vosotros, volví a ver a este tipo por allí y le dije que viniera a comisaría hoy, si no quería problemas, ya no con la policía… sino conmigo. Chicos… Gracias, de verdad, habéis sido muy valientes.» – “Qué jefe estás hecho Fasil. ¿Entonces hemos desarticulado una banda?” – “jaja algo así” – “La mafia del falso Fasil”.

* Quiero dejar claro que Etiopía es un país apasionante, digno de visitar y con gente encantadora que te hará sentir como en casa. Esto es una hecho aislado que puede suceder en cualquier parte del mundo: Madrid, Barcelona, Londres… Etiopía. Es un anécdota que he contado muchas veces en mi entorno, y que, a raíz de un post conjunto con mis amigos de Tublogdeviajes en el que narrábamos algunas malas experiencias que hemos tenido viajando, se me ocurrió escribirla.

estafas en etiopiaMontañas Simien, Etiopía

lalibela etiopia

Si queréis saber más acerca del trekking que realizamos, podéis leer este artículo que escribí para la revista digital Viaje con Escalas, «El oasis de Etiopía»

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25 Comentarios

  1. Hola David,

    Nosotros hemos tenido suerte y no hemos tenido una aventura como la vuestra todavía, lo que no quita que algún día nos toque.

    En Roma, tuvimos un problema con el alojamiento porque el hombre nos cobró dos veces, una al reservar y después en efectivo, nos dijo varias veces que había sido una retención de crédito pero pasaban los días y el dinero no regresaba. Menos mal que la compañía con la que reservamos respondió y ellos nos devolvieron los 1400 euros.

    Un consejo, siempre pedid recibo para poder reclamar.

    Saludos viajeros

    • Hola Ipaelo. Bienvenido y gracias por dejar este comentario, puede servir de mucha ayuda. No es la primera vez que escucho lo de cobrar dos veces un alojamiento. Uno ya no sabe cuándo fiarse. Menos mal que se solucionó, porque lo tuyo ya no era solo cuestión de orgullo, como en mi caso, también era un pastón. En muchos alojamientos pido un recibo al pagar y se sorprenden haciéndote incluso sentir mal por desconfiado. Más vale prevenir…

      Un saludo y esperamos volver a verte pronto por aquí

      • Ya te digo.

        Si la cantidad es poca, me da un poco igual pero en cuanto sube de 100 euros pido recibo. Gracias a que se quedó todo reflejado en el banco y que teníamos un recibo.

        Saludos Viajeros

  2. Me he quedado alucinada con la historia. pero como te decían antes, es bueno que estas cosas se cuenten, sobre todo para advertir a futuros timados. Quien más quien menos hemos sufrido estas cosas en nuestros viajes (50 euros nos cobraron por cenar en un mísero paladar en La Habana nada más llegar, aprovechándose que estábamos groguis del viaje,no nos volvió a pasar). De todo se aprende. ¡Un abrazo!

    • Hola Maribel. Muchas gracias por pasarte por nuestro rinconcito. Todos estamos expuestos a sufrir engaños. Como bien dices, de todo se aprende. Ya no me vuelve a pasar jeje. Un abrazo

  3. Enhorabuena y gracias, lo primero por «atreverte» a contarlo y lo segundo por compartirlo, cuando uno se ve en una situación así no es fácil contarlo abiertamente.

    Está claro que aunque siempre el sentido común vaya por delante del resto, quien te quiere estafar cueva con ello y acabamos dando más información de la cuenta.

    Lo mejor es como decís, que por cada 1 así hay 100 o 1000 que buscan ayudar de verdad. En el caso concreto de Etiopía, aunque no lo conozco imagino que será similar que en muchos otros lugares, tienen que cuidar al turista porque les va en ello…

    Un fuerte abrazo viajero

    • Gracias Rober. Me han tachado de «poco viajao» al leer la historia jaja. Espero que sirva a alguien, al menos, si se ve en una situación similar. Etiopía tiene sus «cosas» pero me encontré más gente con ganas de ayudar que todo lo contrario.

      Un abrazo

  4. Vaya…¡menuda historia!Muchas veces ya no es la cantidad de dinero sino el engaño en sí, encontrarse gente así…Pero bueno, lo maravilloso que debe ser Etiopía no debe quedar empañado por un capítulo que salió bien finalmente 🙂
    Geniales fotos, como siempre.Besos!

    • Hola Maru. El dinero era lo de menos. Me pudo más la hartura que tenía, como comento, había sido timado en Jordania también y estaba bastante cabreado jaja. Pero bueno al final todo salió bien. Espero que sirva para que no se lo vuelvan a hacer a otra persona.
      Besos!!

  5. Muy buena historia. Qué cosas, ellos son las primeras víctimas de estas artimañas. Creo que a todos los viajeros nos ha pasado algo de esto en alguna que otra ocasión, pero hay países en los que te juegas más que 100 euros, como fue vuestro caso. Me alegro de que todo terminara bien para vosotros y para el auténtico Fasil.

    Y la buena moraleja: por cada sinvergüenza que te encuentras por el camino, hay 100 dispuestos a ayudarte. Y una forma de agradecer la ayuda es hacer lo mismo nosotros aquí con los visitantes: siempre hay que ayudarles, porque para ellos lo es todo.

    Un abrazo!

    • Hola Antonio, bienvenido por estos lares y muchas gracias por tu interesante comentario. Eso mismo pensé, «Ok, me han timado estos 5, pero nos han ayudado otros tantos». Experiencias como esta suceden en cualquier país. Por el mundo hay más personas buenas que malas, lo tengo claro :). Un abrazo y esperamos volver a verte por aquí pronto.

  6. Genial relato chicos! Como me gustan estas aventurillas que contar!! Aunque lo pasásteis mal, me habéis hecho pasar un buen rato y me habéis sacado una sonrisa! 🙂 Abrazos!

    • Gracias Xipo!! Qué bueno verte por aquí 🙂 Me alegra que te haya hecho pasar un rato agradable al menos jeje. Llevo tiempo contándola entre cervezas y se me ocurrió contarla por aquí. Un abrazo!

  7. Vaya historia David!! Es de las que se recuerdan siempre…

    Estoy de acuerdo contigo en que lo más importante es aplicar un poco de sentido común. Si bajas la guardia te arriesgas a que te timen un poco más pero nosotros no servimos para ir siempre alerta… Nos pasó en Marruecos por no exigir una simple factura, nos cobraron por Booking y en mano un alojamiento que habíamos reservado para la noche de fin de año.

    Además confiando en la gente suelen llegar los mejores momentos de los viajes. Nosotros lo tenemos claro…

    Un abrazo fuerte para los dos!!!

    Jose

    • Hola pareja. Gracias por escribir vuestra experiencia. Estoy totalmente de acuerdo con vosotros. Prefiero que me timen 1 vez por confiado a perderme 3 buenas experiencias por desconfiado. Me acuerdo de aquella historia que os pasó. Bueno mira, al final quedan en eso, anécdotas para contar. Besos a los dos

  8. Que fuerte!! Yo también habría caído seguro! Pero como dice el dicho… una para aprender y otra para saber! Seguro que a partir de eso ya andas con más cuidado!

    • Ari!! gracias por pasarte. Está claro que de todo se aprende, pero no me gustaría que llegase el punto de estar con la guardia levantada en cada viaje. Eso haría que me perdiese muchos momentos. Creo que firmaría ser timado 1 de cada 3 experiencias positivas que me trajese el ser tan confiado. Un besazo

  9. Ethiopia, ese gran país dr estafadores donde cualquier faranji es solo un dollar con patas!
    Mi experiencia en el viaje de 34 dias por este pais con una gran historia y recursos naturales es que todos miran con orgullo al pasado, pero nadie al un futuro bastante oscuro.
    Me alegro que todo se resolviese 🙂

    • Hola Jose. Gracias por comentar. Estoy de acuerdo contigo en algo: en Etiopía es el país donde más me he sentido como un «dollar con patas», como tú dices. Pero no opino igual en la afirmación de que es un país de estafadores. Al igual que me ocurrió esta anécdota desagradable, también experimenté unas cuentas positivas con la gente local. Incluso en esta más negativa hubo mucha gente que nos ayudó a dar con el paradero del estafador. Está claro que la opinión de cada uno se basa en las vivencias que haya tenido. Un saludo y gracias por dejar tu opinión 🙂

  10. Hola David,

    Me ha encantado tu relato. Yo soy de las que tambien ha sufrido pocos timos y saber historias de otros te hace estar aun más a la defensiva.

    En nuestro último viaje a Indonesia allá donde fueras todo el mundo te preguntaba hacia donde ibas o donde dormias, con itención, siempre contestábamos que estábamos en la ciudad más poblada durmiendo o que simplemente estabamos dando un paseo.

    Gracias por compartir tu historia 🙂

    • Hola Nuria. Muchas gracias por comentar. Oye y ojalá sigamos siendo viajeros sin desgracias que contar jeje. La verdad es que cuando has sido timado tantas veces, sin quererlo, subes la guardia y puedes perderte grandes momentos por ese miedo. Como he dicho por ahí, lo mejor es siempre aplicar el sentido común, aunque claro, no siempre acertaremos. Gracias a ti por leerla y comentar. Bienvenidos de vuestro viajazo.

  11. Gente con malas artes las hay en todo el mundo. Etiopía es un gran país lleno de buena gente tal y como dices.
    Gran post, gracias por compartir y como bien dices, ‘miedo no, solo sentido común!

    • Gracias Montse!! Eso es, sentido común es lo que hay que aplicar en los viajes. Solo con eso será todo mucho más sencillo. Ah y sí, Etiopía y su gente son increíbles.

  12. Y yo que pensaba que vuestros viajes sólo tenían atardeceres de infarto y postales bonitas… Va a resultar que estás hecho todo un viajero, jejeje (me ha hecho gracia tu reflexión, a nosotros no nos ocurrieron apenas cosas malas en la vuelta al mundo!).

    Un beso grande y a seguir contando historias!

    • Gracias Candela!! Ya te contaré el por qué de esa reflexión, tiene su historia 🙂 Nosotros preferiríamos viajes con amaneceres y atardeceres solo eh, aunque seamos menos viajeros jeje. Al final estas cosas quedan como anécdotas del viaje. Besitos

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